Las Residencias El Parque de Rogelio Salmona no son un proyecto de vivienda sino una idea ciudad. Es una forma de reunir elementos espacio-temporales dispersos por Bogotá para re-presentarlos como una unidad reconocible y por ende habitable, en la cual se conforma una idea de ciudad y sociedad. Todo esto presentado en una noción de espacio, que se traduce a un vacío entregado a la ciudad, a través del proyecto popularmente denominado como Las Torres del Parque.
La tesis de este trabajo adquiere un mayor sentido si se recuerda la frase de Pessoa, citada por el mismo Salmona, y expresa que, [1]“El paisaje no es lo que vemos, sino lo que somos.” La profundidad de la misma orienta a la tesis, dado que toda la investigación intenta demostrar como el paisaje es la vida misma en la obra de Salmona.
Como hipótesis se asume que el paisaje no es algo lejano, sino que por el contrario, es algo que invita a una experiencia, en donde el suceso visual individual, se complementa con una vivencia táctil y compartida. El paisaje en Salmona es siempre una experiencia colectiva enmarcada por la naturaleza. Nunca se percibe un espacio para el sujeto, sino que siempre prepondera la preocupación por el espacio que alberga a la comunidad, la familia, el barrio y la ciudad; todos estos interconectados por medio de espacios que se organizan para circundar y ser circundado por el goce de la vida urbana naturalizada por los árboles, las plantas, los cerros y la topografía modificada.
En la investigación se comienza haciendo un reconocimiento del entorno urbano de Bogotá, instancia en la cual se reconoce cómo las vías y grandes edificios de una mal interpretada modernidad, generan una ciudad de partes autónomas, dispersas y segregadas, donde el peatón difícilmente puede transitar con libertad. También se reconoce una Bogotá en la cual la geografía ya no se ve y donde el espacio público es un residuo del desarrollo espontáneo que ha beneficiado al bien particular. En esta primera parte se entiende la gran influencia de Le Corbusier en la idea de ciudad de Salmona, especialmente por medio del Plan Piloto planteado para Bogotá, en el cual Salmona trabaja y en el que se propone buena parte de las nociones de ciudad que luego retomará una forma distinta. Ese acercamiento y alejamiento con su maestro está presente en muchos momentos del estudio, dado que en el proyecto se percibe siempre una cierta modernidad que no logra desvincularse de la tradición. Mientras que para Le Corbusier Bogotá debía rehacerse tumbando lo que hay en la parte plana sobre la cual se apoya el centro histórico de la ciudad, para Salmona la ciudad debe mantener su memoria y debe unirse por medio de los cerros orientales que bordean el casco urbano, los cuales al nunca haber sido tocados, se presentan como una oportunidad para integrar la ciudad por medio de espacios verdes y senderos que siguen el curso de los ríos que han olvidado y deteriorado el devenir de la ciudad. Aparece entonces una propuesta hecha por Salmona para recuperar los cauces con ondulantes paseos de los cuales solo el denominado “Eje Ambiental” logra ejecutarse. La idea de ciudad encontrada en los dibujos de Salmona, reflejan una vida urbana integrada a las montañas en la cual, el espacio público se ordena en aras de confinar una totalidad donde se intenta unir una serie de puntos culturales y representativos de la ciudad que aún están desconectados y por ende velados para los ciudadanos. En ese sentido las Residencias El Parque, comienzan a vislumbrarse como una puerta urbana que invita a ascender y acercarse a la montaña, hecho que transforma la escala del proyecto convirtiéndolo en un punto reconocible de la ciudad, trascendiéndolo a una realidad más monumental de la que caracteriza a un conjunto residencial.
En la segunda parte, se demuestra como la idea el proyecto de Salmona, más allá de ser una propuesta de vivienda, es una idea de ciudad en la cual el vacío se genera para adentrar el exterior en las viviendas por medio de terrazas y plazoletas hilvanadas, mientras que afuera, en la ciudad, se saca la vida encerrada bogotana, por medio de cafés y espacios de actividad comunal dispuestos en los primeros pisos de una ciudad que además de ceder el 75% del espacio privado como público, logra eliminar una vía para volverla una gran paseo de ascenso que integra parques y monumentos cercanos. Lo que se pretende es hacer una casa abierta al paisaje y una ciudad abierta al peatón.
En esa intención del proyecto, la idea de hogar sacada al exterior genera una sucesión de suelos planos (terrazas) interconectados por un sistema de espacios abiertos que organizan el conjunto urbano sobre unos parqueos enterrados bajo una plataforma. El proyecto entonces aparece como una pausa en la ciudad. Como un vacío entregado a la vida de la ciudad. Se presenta en el cruce de dos importantes avenidas, como una gran esquina en la que la montaña es invitada a la ciudad representándose como un momento en el cual el carro, protagonista constante de la ciudad, desaparece y cede un espacio al peatón en un silencio donde el paisaje bogotano es vivido.
Finalmente, en la última parte de la investigación, se reconocen en el proyecto de Salmona, una serie de influencias de los maestros modernos y las arquitecturas prehispánicas; todos mezclados tras una arquitectura donde la principal estrategia es lograr una sutura espacial con el entorno. En este punto se demuestra como la discontinua espacial de Bogotá, se re-presenta como una continuidad hecha espacio. Hecho en el cual, el vacío aparece como una noción donde se retoman aspectos de Alvar Aalto, Frank Lloyd Wright y Le Corbusier; pero, sobre todo, de Mesoamérica y la arquitectura Inca. Todas estas influencias previas al proyecto aparecen como parte de un pasado del arquitecto que se hace una presencia urbana mediante el espacio imbricado con la naturaleza.
Patios habitados como hogares exteriores similares a los de Muuratsalo de Aalto, diagonal que rompe el espacio interior adentrando el afuera como en la casa de la cascad de Wright, espacios entendidos como tiempos por medio de paseos que recuerdan la casa del Lago Lean de Le Corbusier y el uso de suelos humanos a manera de terrazas como los de Oyantaitambo o Machu Picchu;, constituyen una serie de estrategias que demuestran como el proyecto intenta hilvanar la vida doméstica y urbana entre ellas y con su entorno. Se entiende entonces que la concavidad del vacío propuesto por Salmona es una forma de unir el pasado y el futuro mediante una idea de paisaje y paisanaje. Se intenta presentar el espacio como una forma compartida de identidad de Bogotá y el bogotano, ambos conformados por las montañas y la sabana que los contienen.
Esa idea horizonte, de estar sobre el suelo y bajo el cielo, aparece con el sol, el cual, como parte de una danza donde el cuerpo del transeúnte camina junto con el movimiento del astro en ciclos cortos y largos, generan una cambiante y vivida geografía en la que el sol nace con las montañas y muere con el río que está en la sabana. Ambos momentos, revelados y evidenciados por el espacio cóncavo conformado por el proyecto.
En el conjunto Residencias el Parque, los fragmentos del cielo y el suelo velados por la historia del desarrollo urbano bogotano, se unen en una totalidad donde el ciudadano se hace geografía y las montañas se vuelven rituales de ocio entregados a la ciudad. En esta pieza urbana armada por un simple proyecto de vivienda (uso esencialmente privado), la mayor importancia es otorgada al espacio público, entendido como un ordenador del proyecto en todas las escalas. El vacío, entendido como una forma de orden, genera una estructura formal de la cual devienen la implantación, forma, volumetría y estructura portante del proyecto. Las partes y el todo del conjunto, están formados por una fuerza que tiende hacía lo cóncavo como una forma de espacio que se hace vacío para ser llenado por la actividad y la naturaleza. Así, el vacío se reconoce no como una totalidad única, sino como una transición de umbrales que articulan lo público y lo privado por medio de acercamientos y alejamientos producidos por diferentes matices de lo comunal como un intermedio. Así, se permite una vivienda y ciudad abiertas y cercanas en común unión, ambas dispuestas a evidenciar el hecho geográfico próximo y lejano. Algo único en Bogotá hasta la fecha.
El proyecto de Salmona es entonces, una idea de ciudad y sociedad que se ven reflejadas en un umbral hecho para recibir el paisaje. El proyecto se entiende como un claro en el bosque, como un punto en donde todo converge.
Así, se reconoce la obra de Salmona, no como una bella forma nostálgica del pasado, sino como una forma viva de entender y hacer la ciudad del futuro. Se reconoce en el proyecto, una voluntad de abrir el cerrado espacio bogotano hacia el paisaje. Se entiende una idea de vacío donde las concavidades elevadas se hacen habitáculos a los que llega el paisaje y el sol, mientras que, afuera, en la ciudad, aparecen concavidades en el suelo que hacen un espacio aviado que abre el ámbito del denso y congestionado centro bogotano, para entregarlo como un sistema de terrazas donde se cultiva el cuerpo, la mente y el espíritu.
Así aparece entonces una forma reconocible de geografía y vida unificadas. En esta estructura espacial conformada por Salmona, se da orden a la vida de quienes habitan y le da un sentido al paisaje viéndolo, tocándolo, caminándolo y viviéndolo. La centrípeta forma de vida encerrada del bogotano, se propone como una centrífuga forma de habitar con el territorio que ve al proyecto y que es visto por las sinuosas concavidades del mismo.
En la investigación se recogen pasos de la vida de Salmona y de algunos de sus proyectos ubicados en zonas aledañas a las Residencias El Parque contemporáneos también. En cada uno de ellos se percibe esa misma voluntad política de democratizar y abrir el espacio urbano interconectándolo mediante miradas y paseos.
La búsqueda es la de construir un vacío habitado con una idea colectiva de horizonte, una idea de paisaje que permita reconocer y reunir a la comunidad y a la naturaleza bogotana mediante una concavidad hecha horizonte. El proyecto es una geografía hecha vida y así mismo un horizonte habitado.
[1] [1]Fernando Pessoa citado por Rogelio Salmona En:CONVERSACIONES CON ROGELIO SALMONA. Universidad Nacional de Colombia. Maestría en Arquitectura. 01 de Diciembre 2004. 08/15 Paisaje. Transcripción Seminario Salmona Diciembre 01 de 2004. Grabación Original en Casete. Transcriptor: Diego OriguaRevisión y Corrección al 17.12.08: Sasha Londoño. Pag.7.