La propuesta buscaba que el espacio pudiera percibirse como una unidad reunida en una continuidad espacial. En este sentido, esta continuidad debía lograrse siguiendo los sueños formados en la primera fase de Casur, pero al mismo tiempo, rompiéndose para lograr asombro al centrarse en tres temas específicos:

La presencia del arte.

Conciencia sostenible y bioclimática.

Tecnología y actividades físicas como formas de ayudar en los procesos de aprendizaje.

Este espacio tiene como objetivo revelar a través de la belleza, quitando velos mentales y culturales. Asombrar es sacar de las sombras, traer a la luz, es una cuestión de poesía y comprensión de cada milímetro del mundo y cada segundo de la vida. A partir de cada detalle, generamos una llamada de atención a los grandes cambios globales que se avecinan.

Como en la fase 1, seguimos construyendo un diálogo con la historia entre la universidad y la ciudad a través del contraste. El «Nova et Vetera» se difumina en muchas áreas del campus ya que no hay contrastes entre lo nuevo y lo antiguo. Este lugar debe percibirse como un espacio de nuestro tiempo, como una composición de vanguardia que también alude a los aspectos de la historia para permitir que vuelva a aparecer en el presente y el camino que conduce hacia el futuro. Este espacio debe ser una re-presentación de lo «Nova» y un reencuentro con lo «Vetera». En esta ocasión, nos enfocamos más en el futuro que en el pasado.

La estrategia fue revelar los valores únicos del campus actual entendidos desde una perspectiva de lo que se quiere proyectar en el futuro. Así, configurando un paradigma de cómo nuestro tiempo puede generar espacios para el aprendizaje.

Las operaciones deben vincular el pasado con el presente y el futuro.

El territorio, el campus, el habitante.