El edificio actúa como un vínculo entre la ciudad y el campus, sirviendo como un espacio intermedio para promover encuentros entre diferentes actores, la música, el paisaje y la vida urbana. Este enfoque busca integrar espacios que creen transiciones entre el interior y el exterior, permitiendo que las actividades pedagógicas se conviertan en parte del entorno natural. El proyecto se posiciona como el primer eslabón del Paseo Bolívar, conectando el campus con la ciudad a través de la cultura.
La propuesta académica busca abrir espacios de diversidad, diálogo y creación en torno al patrimonio y la naturaleza, generando encuentros y sinergias entre mundos diferentes. Se emplean espacios intermedios para crear lugares de reunión que a la vez permitan aislar el ruido y garantizar la intimidad, articulando los principios del campus en el proyecto.
El Edificio Ensamble busca armonizar diferentes condiciones presentes y futuras para lograr confort y ritmo. Regulado por un sistema de espacios, actúa como una transición entre opuestos, facilitando la circulación de los usuarios y manteniendo la escala humana del lugar. El proyecto crea un borde activo y pedagógico que vincula la vida universitaria con la ciudad y el entorno natural, promoviendo la co-creación y el diálogo con la historia del campus.
El edificio se compone de tres tipos de paisajes que organizan diferentes espacios. En el cielo, se ubican espacios para clases y trabajo colaborativo con vistas panorámicas. En el suelo, se encuentra un espacio de encuentro entre la ciudad y el campus, protegido pero conectado con el entorno. En el subsuelo, se encuentran los espacios especializados del programa de música, resguardados del entorno para garantizar la intimidad y el silencio necesarios.
La técnica empleada busca crear un paisaje pedagógico que facilite la conexión entre diferentes mundos. Se opta por enterrar el programa para mantener la escala del lugar y respetar el entorno, generando un espacio abierto para la comunidad universitaria y la ciudad.