El conjunto Colegio y Centro Bici es un espacio que introduce la naturaleza en el hábitat del barrio, conformando un borde activo que mira e interactúa con el río Tunjuelo. Como respuesta a la estructura ecológica se propone generar un frente urbano que contiene un oratorio, canchas, una alameda con ciclovía, gimnasios activos y pasivos y parques de juegos al aire libre, adicionales a la cafetería y el aula múltiple del colegio que permiten abrirse en las tardes y feriados hacia el parque, así como la Biblioteca, abierta a la comunidad luego de la jornada escolar. Aprovechando la cercanía de otros colegios, este proyecto se presenta como una oportunidad para unir las diferentes actividades de cada uno, armando una red dotacional que conforma el parque de río y se conecta con la ciudad por medio de una puerta de entrada, Ágora, sobre la cual se disponen los accesos peatonales al colegio y al centro bici, junto a una gran plaza armada con el paramento de las casas del costado sur, en la que el pabellón bici ve y es visto por el entorno. A futuro, el río empieza a unir eslabones hechos por nodos de actividad de los barrios a los cuales llegan las vías, armando plazas de encuentro. La mejor manera de responder a las demandas de la época es generando espacios flexibles, interiores y exteriores, que se adapten a las necesidades cambiantes del uso. El conjunto se organiza de tal manera que permita construir por etapas, separando y a la vez integrando los programas con un sistema de plazas articuladoras.
Templo Bici
Un pabellón que se levanta para ver y ser visto, una apuesta social por la bicicleta como medio democratizante y sostenible, generador de apropiación en el territorio. Este templo, planteado en función del estudio de la bicicleta, distribuye los servicios en un semisótano, mientras que la estructura, dispuesta en el perímetro, genera una galería circundante que permite observar y exteriorizar la actividad hacia los jardines y plazas que lo envuelven en una planta libre y flexible que contiene las actividades más privadas. La caja, traslúcida, en la noche ilumina el entorno y se convierte en un escenario para el uso.
Claustro que coliga – Colegio
Alrededor de la plaza central, dos eles (L) conforman el corazón de encuentro del colegio. Hacia el Norte, los más pequeños arman un micro mundo de naturaleza íntima, en el cual se organizan las aulas en función de un atrio y un patio posterior que separan las culatas existentes mediante huertas, jardines y zonas de juegos. Hacia Oriente y Sur de la plaza los espacios más públicos y representativos responden hacia el interior del colegio y hacia la ciudad, visibilizando el paisaje del entorno desde espacios que ven la ciudad y son vistos por ella. A Occidente, el volumen más grande mira en la planta baja a la ciudad, por medio de un corredor transparente que activa el borde hacia la vía bosa y en las plantas altas se invierte, generando corredores que ven a la plaza central y sirven de gradas a los eventos que allí suceden. La estructura arma, en todos los volúmenes, espacios flexibles que pueden conectarse entre sí, según las demandas del uso, proyectando la actividad pedagógica hacia afuera en un sistema que se une como una cadena. El paisajismo organiza el conjunto y mitiga los impactos de los diferentes usos entre sí, armando ámbitos de diferente carácter y escala.