El equilibrio como belleza surge de la interacción dinámica de los límites espaciales. El nuevo centro de atención estudiantil en la universidad pretende ser un nuevo rincón para la ciudad. El antiguo edificio Santafé puede consolidarse como un área aún más activa y visible para una comunidad académica y urbana.
La intención principal fue revitalizar un sitio algo oscurecido por el tiempo. En ese sentido, el sitio fue moldeado por un sistema colorido y vegetal de envolventes (pisos y paredes) que también se mejoró al eliminar una serie de divisiones y límites que fragmentaron el interior del espacio, haciéndolo más continuo y totalizado. Con este sentido de unificar las partes dispersas, se propuso conectar la tienda Rosarista y el CAE a través de un patio que previamente los separaba. La intervención, como otras realizadas en la universidad, consistió en eliminar material para introducir espacio, naturaleza, luz y vitalidad.
La nueva imagen institucional tiene su origen en el espíritu de los espacios CRAI creados en el edificio Casur. Aquí, se logró una forma activa de espacio en la que la actividad humana se integra con la arquitectura, la tecnología y la vegetación. Esto reúne un paisaje interior en el que se fomentan los encuentros pero se centra en la permanencia donde antes solo había un tránsito forzado. La nueva imagen es de alegría y cambio.