El jardín de infancia se construyó en respuesta a la necesidad de un espacio integral de formación académica para los hijos de las familias que habitan esta ciudadela del mismo nombre ubicada en el suroeste de la ciudad.

Este espacio introduce la naturaleza para formar espacios flexibles para el aprendizaje y la integración con la comunidad, permitiendo encuentros tanto en el interior como en los bordes, a través de zonas de transición que invitan a permanecer en un interior-exterior. Como un jardín de jardines, una experiencia didáctica compartida en y con la naturaleza. Al introducir un paisaje cercano, el ecosistema de la sabana de Bogotá y recrearlo en el interior, pero haciéndolo accesible para el vecindario y la ciudad adyacente. Así, haciendo que todo se reúna, a través de paisajes creados para el aprendizaje.

El proyecto se desarrolló a partir de la idea de crear un espacio que favorezca los encuentros basados en tres postulados:

Encuentro con el entorno: Incorporando la naturaleza, dando forma a paisajes cercanos y lejanos, generando un microsistema ecológico interno que conecta una estructura de espacios verdes y recreativos.

Encuentro con los demás: A través de un espacio flexible y cómodo que fomenta los encuentros entre diferentes comunidades.

Encuentro con uno mismo: Aludiendo a un sistema háptico de aprendizaje, el jardín permite al niño obtener información sobre los elementos que componen este espacio. Siendo el centro de reflexión entre el hombre y la naturaleza, se adoptó una posición tipológica que corresponde a las premisas espaciales: el arquetipo del pabellón, entendido como un volumen aislado, inscrito en el entorno natural y capaz de internalizar y externalizar la actividad simultáneamente. Este se adaptó al contexto urbano incorporando la naturaleza al interior mediante la tipología de un patio, alrededor del cual se disponen todas las dependencias del programa arquitectónico.

Así, el diseño del jardín de infancia comienza reconociendo el paisaje, la ciudad, los espacios y las personas, como una continuidad que interactúa con el proceso de aprendizaje, organizado en rituales de desplazamiento y ubicación que integran todo en una realidad pedagógica y natural.

Los diferentes elementos del edificio se desarrollaron en conjunto con las premisas que guían al jardín de infancia. El aula, entendida no como una habitación cerrada, sino como un sistema espacial susceptible de expansión y compresión. El patio de recreo, que se encuentra en el lado que bordea el vecindario, cuenta con paredes, jardines y muebles que fomentan el ocio y la diversión, observados por la sala de personal y la sala de amigos. Los muebles, entendidos como una extensión del hombre para permitir la comodidad junto con actividades recreativas, se construyen a partir de las actividades y antropometría de los adultos y los niños. El envoltorio del edificio sirve como mecanismo de intercambio de información y energía con el entorno externo para cumplir diferentes funciones.

Todo esto proporciona la ciudad como telón de fondo para los niños y, a su vez, el jardín de infancia es el telón de fondo de una vida en comunidad.